Miedo
Los cuentos de miedo constituyen un género en sí mismo, como hijos sin nombre de aquel «Miedo» personalizado, así llamado en Cataluña – la Por – antes de la Guerra Civil. Monstruos de la imaginación y criminales bien reales se toman de la mano en esta categoría, hechos y seres del pasado remoto, pero también del presente, con narraciones contemporáneas que expresan los temores de nuestro tiempo del mismo modo en que los del pasado lo hacían con los miedos de quienes nos precedieron.
Hijo bastardo y rechazado de la tragedia, el miedo no se circunscribe a un único género narrativo o a un estilo concreto, emergiendo allí donde se ejerce una violencia nihilista que resulta incomprensible para el protagonista, sea por azar, intereses o hedonismo, forzando los límites de aquello que creemos cotidiano, seguro y sin peligros. En las leyendas antiguas el Miedo se vestía con una mortaja blanca, hoy con la mano supuestamente amistosa de alguien que lleva una máscara vacía que nunca llegarás a descifrar y que sólo quiere devorarte por dentro.