Bajo tierra

Tan atrás como podamos remontarnos a través de los motivos folclóricos vinculados a él, el mundo subterráneo es siempre ambivalente. Bajo tierra es donde se encuentran monstruos, muertos y peligros, pero también tesoros maravillosos o la salvación de una comunidad enferma. Puede ser el lugar de los ancestros que conservan la sabiduría, pero también es tierra de muertos enfurecidos que no quieren deshacerse en las diferentes partes que las tres hermanas cosieron. A través de largos túneles, descendiendo entre fría roca y torrenteras estremecedoras, se llega al Infierno o al templo oculto donde el Hombre Negro enseña secretos que no conoce ningún otro vivo. Míticas son las cuevas por las que acceder a las regiones interiores vigiladas por guardianes terribles, donde se escucha el latido silencioso, donde habita la sierpe ciega que roe las raíces, donde resplandece el oro oculto.  

En Cataluña contamos con famosas catábasis, descensos al Infierno como el del campesino Pere Porter. Y algunas de las narraciones más antiguas de la historia de la humanidad, como el rescate de las tres princesas o el ciclo del héroe forzudo, a menudo es medio bestia, implican un viaje peligroso a las profundidades para rescatar las semillas, los niños, las doncellas que retornaran a la vida primaveral a la tierra, secuestradas por brujos y demonios del invierno. Es una historia eterna que se repite una y otra vez, bajo diferentes apariencias, siempre con la travesía bajo tierra como elemento central.