Solsticio de invierno
Este solsticio, que tiene lugar entre el 20 i el 23 de diciembre dependiendo del año, en el hemisferio norte señala el paso del otoño al invierno, el punto central de la parte oscura del año con el día más breve y la noche más larga. Como el tocón que se consume en el lar en Nochebuena, el viejo sol muere y su luz se apaga durante unos días en los que todo queda revuelto y se abren las puertas a los muertos y a los demonios. Una muerte que contiene una chispa de esperanza, porque desde este momento los días empezarán a alargarse con la promesa del sol infante.
Sim embargo, el sol aún es demasiado pequeño, deberá esperar su momento para enfrentarse al reinado de los locos, los viejos terribles y las bestias que gobiernan la parte más cruda del año. Esta narrativa agrario-solar encuentra su representación en multitud de religiones distintas, en cuentos de la tradición oral y en tradiciones más o menos antiguas. La etapa del año que rodea al solsticio del invierno, como aquella que rodea el solsticio de verano, es una de las de mayor importancia en las creencias de todo el mundo y, por esta razón, impregna toda la narrativa popular.