En noviembre el sol se despide y desciende hacia su tumba, envuelto de nieblas y lluvias. Es el tiempo de la cosecha de las olivas y el sacrificio de los cerdos que harían subsistir a las familias durante el invierno. El mes inicia con los días de difuntos, en los que los límites se desdibujan; se cuida de los cementerios, se realizan cuestaciones y séquitos para los muertos, y se explican, o representan, narraciones en las que el contacto con el otro mundo, a menudo aterrador, se convierte en un ingrediente principal.