Equinoccio de primavera
El equinoccio de primavera tiene lugar entre el 19 y el 21 de marzo, dependiendo del año. En el hemisferio norte marca el fin de los rigores del invierno y el gozoso inicio de la luz solar que regresa gloriosa, resucitada, haciendo renacer las semillas. Las celebraciones de Semana Santa y la Pascua nos recuerdan este tránsito de la muerte a una nueva vida. En algunas regiones del mundo, como el sur de Europa en gran parte de su historia antigua, era el inicio de un nuevo ciclo agrario de posibilidades renovadas dejando atrás la tierra agotada. En este contexto encontramos tradiciones como la quema del Rey del Carnaval o la Vieja Cuaresma, extendidas por todo el Mediterráneo, desde Grecia a Catalunya, o el despertar del feroz oso y su conversión a hombre domesticado en los bailes pirenaicos.
En el ámbito de las creencias religiosas y, por lo tanto, en su expresión en la narrativa oral y las tradiciones populares, esto lo encontramos en infinitud de variaciones que se remontan, como mínimo, al inicio de las civilizaciones agrarias. Por ejemplo, con el chaoskampf de la muerte de la gran serpiente Tiamat a manos del dios Marduk, con el retorno de la primavera. En un ámbito más cercano en el tiempo y la geografía contamos con decenas de cuentos populares, leyendas y cuentos de hadas, que nos hablan de un Sol que ya no es la criatura débil que nace por el solsticio de invierno. Derrotados el Rey Loco y la Vieja terrible, expulsadas las bestias y devueltos los muertos furiosos a las tumbas, el Rey Joven goza de fuerza para reinar con sangre ardiente, esposando con la Reina de Mayo bajo el árbol de mil colores. Que bailen los jóvenes, que disfruten de banquetes, vinos, rosas y alegría, empieza la parte luminosa del año. ¡Qué poco imaginan ahora lo que devendrán cuando vuelva a girar la rueda!