Equinoccio de otoño

El equinoccio de otoño tiene lugar entre el 21 y el 24 de septiembre dependiendo del año. En el hemisferio norte marca el fin del estío y, de la misma manera que en algunas regiones y épocas el inicio del año agrario fue marcado por el equinoccio de primavera, también podía serlo por el de otoño, porque con el frío se preparaba la tierra, se iniciaban las tareas de labrado y se sembraban las semillas. Se llena la alacena, los campos permanecen quietos y los cementerios expectantes cuando, al atardecer, cada vez más frío, empieza a escucharse en el rojizo horizonte el rumor de los muertos. «Ya vienen…», parecen murmurar las hojas que caen.

Lentamente, los días se acortan y se extiende sobre los días el reino de la oscuridad, con sus sombras y fantasmas, con los abrigos que se sacan de los armarios y las camas que cada vez pesan más. Un tiempo que también puede ser melancólico, con su somnoliento velo teñido de ocres. El sol ya no es el Rey Joven e impetuoso de mayo, ni el poderoso sol del solsticio de verano. Su cabello empieza a pintarse de blanco y, a pesar de gozar aún de luz, va camino de la vejez.